Se supone que para los actores, sobre todo para los del teatro, el color amarillo da mala suerte, porque Molière murió de amarillo. Pero Uma Thurman no dudó en ponerse el traje de ese color que llevaba Bruce Lee en El juego de la muerte. Y no le ha ido nada mal, a juzgar por la cantidad de incondicionales admiradores que han generado las dos entregas de Kill Bill. Y eso que Uma recuerda el rodaje por un motivo muy especial, que lo distingue de cualquier otro: “Nunca nos marchábamos de un decorado hasta que lo habíamos destrozado por completo”, recuerda.
Todo comenzó en la filmación de Pulp Fiction. Uma descubrió que aparte de entenderse a la perfección profesionalmente con Quentin Tarantino, también se llevaban bastante bien a título personal. Durante los descansos, el director le comentó su afición por las cintas de artes marciales, cosa que Uma Thurman también compartía. Durante los 80, le fascinaban ese tipo de películas. De las conversaciones sobre películas de Bruce Lee, Jackie Chan y compañía salió un curioso proyecto. Tarantino le pidió a Uma que imaginara cómo sería el personaje ideal para hacer su propia película de kung-fu. Uma pensó inmediatamente en una mujer, puesto que hasta el momento ninguna había sido la protagonista de una película de ese estilo. Así nació “la novia”, a la que Tarantino hizo referencia en un diálogo de Pulp Fiction. “Creía que todo se quedaría en una anécdota, pero Uma se entusiasmó con el personaje, diseñó su imagen y le buscó una motivación”, explica Tarantino. Para Uma, el rasgo que mejor define a “la novia” es que “tiene una cierta nobleza interior”, a pesar de ser una asesina. “No se dedica a perseguir a escondidas y eliminar a ciertas personas. Se acerca a cada uno de los Vipers en su propio entorno, les deja elegir las armas y los reta a un duelo. Es decir, sigue una especie de código ético”.
Esta creación sería la génesis de Kill Bill, que según los títulos de crédito está basada en personajes creados por Q & U, iniciales de Quentin y Uma. Cuando Tarantino comenzó a escribir el guión consultaba a menudo con Uma. “Incluso dejé los personajes más abiertos de lo que acostumbro, para que ella continuara aportando ideas”, comenta el cineasta.
Para ir acostumbrándose al tono que tendría la película, Uma no paró de visionar películas de serie B, que le proporcionaba el cineasta, en un proceso que ella misma llama “mi formación en películas de género”, durante el que descubrió clásicos del cine de acción de Hong-Kong como El asesino, o los spaguetti-western de Sergio Leone. Su formación se completó con un amplio entrenamiento en artes marciales, muy similar al que recibiría su personaje en la cinta, a cargo del maestro Yuen Woo-Ping, reputado coreógrafo de las secuencias de kung-fu de Matrix. “Lo más importante que me enseñó fue a aprender”, recuerda Uma. El maestro fue duro, aunque no tanto como el que enseña a pelear a “la novia”, pero se deshace en elogios cuando recuerda el esfuerzo que hizo la actriz. “Le costó aprender más que a los demás, y tuvo que pelear con personas que llevaban haciéndolo toda la vida. Aún así, me impresionó mucho, porque no dejaba de ensayar y repetir los movimientos hasta que los tenía dominados. Es una auténtica profesional”, explica Woo-Ping. Terminado el entrenamiento, todo estaba listo para rodar…
Pero un día Uma visitó el ginecólogo y éste la felicitó. “Enhorabuena, está usted embarazada”. Magnífica noticia para Uma, claro, para Ethan Hawke, el padre de la criatura, e incluso para el amiguete Tarantino, pero inoportuna para los productores Harvey Weinstein y Lawrence Bender, que se enteraron justo cuando se disponían a anunciar el inicio del rodaje, una producción de amplio presupuesto. Con todo el equipo contratado, y los decorados construidos, lo normal habría sido sustituirla por otra actriz. Pero Tarantino se negó tajantemente. “Era mi película ‘Joseph Von Sternberg’. Si fueras Joseph Von Sternberg, estuvieras a punto de rodar Marruecos, y Marlene Dietrich se quedara embarazada, ¿qué harías? ¿Rodarías con otra actriz? Por supuesto que no.
Esperarías a Dietrich. Y la historia del cine te lo agradecería”, se justifica Tarantino, que con la perspectiva del tiempo considera que el retraso fue bueno para la película, pues les permitió preparar con calma el rodaje en China y Japón. El primer golpe de claqueta se trasladó por fin al 2 de marzo de 2002, y allí estaba puntualmente Uma, tras dar a luz dos meses antes. Por lo visto, los tres meses que el equipo pasó en el extranjero fueron agotadores, y Uma sufrió morriña de su hogar. “Nunca antes me había alegrado tanto de ver una moqueta de pared a pared. Era fantástico estar en casa y todo era tan diferente que parecía otra película”, confiesa la actriz.
Y después de tanta acción, la actriz sigue en plan dinámico y no ha parado de trabajar. Está a punto de estrenar Be Cool, de F. Gary Gray, secuela de Cómo conquistar Hollywood, en la que acompaña a John Travolta, el protagonista de la primera entrega. Actualmente rueda la comedia romántica Accidental Husband, de Hugh Wilson, con Brendan Fraser, e interpreta un papel en Prime, una cinta del mismo género. Pero siempre guardará un lugar en su agenda para su Tarantino. Dentro de quince años tienen previsto rodar una especie de secuela de Kill Bill. Además, la actriz querría convertirse en chica Bond, si Quentin Tarantino consigue por fin dirigir la nueva versión de Casino Royale, un proyecto que le entusiasma y por el que no cesa de perseguir a los productores de la saga, y para el que querría contar como protagonista con Pierce Brosnan. Thurman le ha puesto una condición. “Que mi personaje zurre a Bond”, dijo.
Todo comenzó en la filmación de Pulp Fiction. Uma descubrió que aparte de entenderse a la perfección profesionalmente con Quentin Tarantino, también se llevaban bastante bien a título personal. Durante los descansos, el director le comentó su afición por las cintas de artes marciales, cosa que Uma Thurman también compartía. Durante los 80, le fascinaban ese tipo de películas. De las conversaciones sobre películas de Bruce Lee, Jackie Chan y compañía salió un curioso proyecto. Tarantino le pidió a Uma que imaginara cómo sería el personaje ideal para hacer su propia película de kung-fu. Uma pensó inmediatamente en una mujer, puesto que hasta el momento ninguna había sido la protagonista de una película de ese estilo. Así nació “la novia”, a la que Tarantino hizo referencia en un diálogo de Pulp Fiction. “Creía que todo se quedaría en una anécdota, pero Uma se entusiasmó con el personaje, diseñó su imagen y le buscó una motivación”, explica Tarantino. Para Uma, el rasgo que mejor define a “la novia” es que “tiene una cierta nobleza interior”, a pesar de ser una asesina. “No se dedica a perseguir a escondidas y eliminar a ciertas personas. Se acerca a cada uno de los Vipers en su propio entorno, les deja elegir las armas y los reta a un duelo. Es decir, sigue una especie de código ético”.
Esta creación sería la génesis de Kill Bill, que según los títulos de crédito está basada en personajes creados por Q & U, iniciales de Quentin y Uma. Cuando Tarantino comenzó a escribir el guión consultaba a menudo con Uma. “Incluso dejé los personajes más abiertos de lo que acostumbro, para que ella continuara aportando ideas”, comenta el cineasta.
Para ir acostumbrándose al tono que tendría la película, Uma no paró de visionar películas de serie B, que le proporcionaba el cineasta, en un proceso que ella misma llama “mi formación en películas de género”, durante el que descubrió clásicos del cine de acción de Hong-Kong como El asesino, o los spaguetti-western de Sergio Leone. Su formación se completó con un amplio entrenamiento en artes marciales, muy similar al que recibiría su personaje en la cinta, a cargo del maestro Yuen Woo-Ping, reputado coreógrafo de las secuencias de kung-fu de Matrix. “Lo más importante que me enseñó fue a aprender”, recuerda Uma. El maestro fue duro, aunque no tanto como el que enseña a pelear a “la novia”, pero se deshace en elogios cuando recuerda el esfuerzo que hizo la actriz. “Le costó aprender más que a los demás, y tuvo que pelear con personas que llevaban haciéndolo toda la vida. Aún así, me impresionó mucho, porque no dejaba de ensayar y repetir los movimientos hasta que los tenía dominados. Es una auténtica profesional”, explica Woo-Ping. Terminado el entrenamiento, todo estaba listo para rodar…
Pero un día Uma visitó el ginecólogo y éste la felicitó. “Enhorabuena, está usted embarazada”. Magnífica noticia para Uma, claro, para Ethan Hawke, el padre de la criatura, e incluso para el amiguete Tarantino, pero inoportuna para los productores Harvey Weinstein y Lawrence Bender, que se enteraron justo cuando se disponían a anunciar el inicio del rodaje, una producción de amplio presupuesto. Con todo el equipo contratado, y los decorados construidos, lo normal habría sido sustituirla por otra actriz. Pero Tarantino se negó tajantemente. “Era mi película ‘Joseph Von Sternberg’. Si fueras Joseph Von Sternberg, estuvieras a punto de rodar Marruecos, y Marlene Dietrich se quedara embarazada, ¿qué harías? ¿Rodarías con otra actriz? Por supuesto que no.
Esperarías a Dietrich. Y la historia del cine te lo agradecería”, se justifica Tarantino, que con la perspectiva del tiempo considera que el retraso fue bueno para la película, pues les permitió preparar con calma el rodaje en China y Japón. El primer golpe de claqueta se trasladó por fin al 2 de marzo de 2002, y allí estaba puntualmente Uma, tras dar a luz dos meses antes. Por lo visto, los tres meses que el equipo pasó en el extranjero fueron agotadores, y Uma sufrió morriña de su hogar. “Nunca antes me había alegrado tanto de ver una moqueta de pared a pared. Era fantástico estar en casa y todo era tan diferente que parecía otra película”, confiesa la actriz.
Y después de tanta acción, la actriz sigue en plan dinámico y no ha parado de trabajar. Está a punto de estrenar Be Cool, de F. Gary Gray, secuela de Cómo conquistar Hollywood, en la que acompaña a John Travolta, el protagonista de la primera entrega. Actualmente rueda la comedia romántica Accidental Husband, de Hugh Wilson, con Brendan Fraser, e interpreta un papel en Prime, una cinta del mismo género. Pero siempre guardará un lugar en su agenda para su Tarantino. Dentro de quince años tienen previsto rodar una especie de secuela de Kill Bill. Además, la actriz querría convertirse en chica Bond, si Quentin Tarantino consigue por fin dirigir la nueva versión de Casino Royale, un proyecto que le entusiasma y por el que no cesa de perseguir a los productores de la saga, y para el que querría contar como protagonista con Pierce Brosnan. Thurman le ha puesto una condición. “Que mi personaje zurre a Bond”, dijo.
- Fuente: Juan Luis Sánchez
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