Es un proceso fisiológico, progresivo y universal determinado por factores genéticos, psicológicos y sociales y en el que influyen decisivamente factores externos como la dieta, el contacto con tóxicos, la presencia de enfermedades crónicas y la falta de ejercicio, entre otros. Durante este proceso se produce un deterioro de las funciones del organismo que convierte a los ancianos sanos en frágiles, lo que incrementa su vulnerabilidad para sufrir enfermedades y finalmente morir.
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