La obesidad se define como el acúmulo excesivo de grasa corporal. Sin embargo, dado que la medición directa o indirecta de la grasa corporal requiere de técnicas especializadas que van más allá de las posibilidades de la práctica clínica cotidiana, el diagnóstico de obesidad se basa en parámetros de estimación de esa masa grasa a partir de medidas antropométricas como el índice de masa corporal (IMC).
El IMC se define como el peso en kilogramos dividido por la talla en metros al cuadrado. Se ha demostrado que tiene una correlación aceptable con el porcentaje corporal de masa grasa medida por métodos más complejos. Se trata de un método asequible y económico por lo que es el parámetro diagnóstico empleado con mayor frecuencia tanto para la práctica clínica como para la investigación epidemiológica en obesidad.
El IMC se define como el peso en kilogramos dividido por la talla en metros al cuadrado. Se ha demostrado que tiene una correlación aceptable con el porcentaje corporal de masa grasa medida por métodos más complejos. Se trata de un método asequible y económico por lo que es el parámetro diagnóstico empleado con mayor frecuencia tanto para la práctica clínica como para la investigación epidemiológica en obesidad.
Los criterios para definir la obesidad a partir del IMC han ido cambiando a lo largo del tiempo. Los consensos más recientes parecen haberse puesto de acuerdo en definir como estado de normalidad un IMC entre 18,5 y 24,9 kg/m2, el sobrepeso definido como un IMC entre 25 y 29,9 kg/m2 y la obesidad como un IMC superior a 30 kg/m2.
Traduciendo los valores de IMC a masa grasa corporal total, podríamos decir que en general la obesidad correspondería a valores de masa grasa superiores al 25% para hombres y al 33% para mujeres en edad adulta. Si bien estos criterios parecen tener una aplicación universal, debe reconocerse que tienen ciertas limitaciones.
En primer lugar, algunos individuos definidos como obesos por un IMC elevado pueden no tener exceso de grasa corporal (por ejemplo, atletas con aumento de masa muscular), y en cambio otros individuos con IMC normal sí pueden tener exceso de grasa (por hábitos de vida sedentaria).
Traduciendo los valores de IMC a masa grasa corporal total, podríamos decir que en general la obesidad correspondería a valores de masa grasa superiores al 25% para hombres y al 33% para mujeres en edad adulta. Si bien estos criterios parecen tener una aplicación universal, debe reconocerse que tienen ciertas limitaciones.
En primer lugar, algunos individuos definidos como obesos por un IMC elevado pueden no tener exceso de grasa corporal (por ejemplo, atletas con aumento de masa muscular), y en cambio otros individuos con IMC normal sí pueden tener exceso de grasa (por hábitos de vida sedentaria).
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